Preguntas frecuentes
La Iglesia Ecuménica es una denominación eclesial cristiana.
2. ¿Es otra Iglesia más?
No. Entendemos que la Iglesia de Cristo es sólo una y universal. Y que todas las denominaciones existentes son espacios en que los cristianos se agrupan para vivir y expresar su fe, como parte de esa única Iglesia de Cristo.
3. Entonces, ¿la Iglesia Ecuménica no es una Iglesia?
La Iglesia Ecuménica, al igual que la Iglesia Católica, la Ortodoxa, la Anglicana, la Luterana, la Evangélica, la Veterocatólica y todas las demás, no es la Iglesia sola y por sí misma. Pero sí somos Iglesia, unidos a todos los demás cristianos de otras denominaciones o no adscritos a ninguna de ellas.
4. ¿Y por qué ecuménica?
Porque creemos necesario promover y vivir la unidad que Jesús pidió en su oración "Padre, que todos sean uno, como tú y yo somos uno, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Juan 17, 21). La unidad en la diversidad no sólo es posible, sino necesaria. Cuando seamos capaces de ver en las diferencias motivo de suma y enriquecimiento, en vez de razones para la discordia y el enfrentamiento, podremos enriquecernos todos enormemente de la abundante creatividad que Dios expresa a través de sus creaturas.
5. Al separaros de otras iglesias, ¿no estáis rompiendo esa unidad?
Organizarse en torno a unos valores y a una estructura, junto con otras personas, no tiene por qué significar ruptura y separación con otros. Eso dependerá de la actitud de cada uno: un católico romano y un ortodoxo, por ejemplo, estarán unidos o separados según sus propios principios y voluntades, no por la denominación a la que pertenezcan. En el caso de la Iglesia Ecuménica, un rasgo fundamental de su identidad es la unidad en la diversidad. Lo que nos une, Jesucristo y su Evangelio, es mucho más potente que cualquier diferencia en cuanto a teología, liturgia, interpretación bíblica, etc.
6. Pero, como denominación, ¿qué sois? ¿católicos, protestantes, ortodoxos...?
En el sentido de denominación, institución o marca, no somos nada de eso, porque somos ecuménicos. Pero en el sentido de lo que significa y representa cada uno de esos términos, somos todo eso: tenemos vocación universal (católica), reformadora (protestante, veterocatólica...), y queremos vivir el mensaje cristiano original (ortodoxia).
7. ¿Quiénes formáis la Iglesia Ecuménica?
Somos laicos, diáconos, presbíteros y obispos comprometidos con la constitución y el desarrollo de un espacio eclesial diverso, en colaboración con miembros de otras denominaciones y con personas afines a esta misión, aunque no estén adscritas a ninguna organización religiosa.
8. ¿Qué hacéis como Iglesia Ecuménica?
Como presbíteros, impulsar la formación de comunidades cristianas en las que se ore, se
celebre la Eucaristía, se desarrollen iniciativas solidarias y se difunda y anuncie el Evangelio. Y
como obispos, además de las dichas, coordinar y supervisar todas esas acciones de los presbíteros y
de sus iglesias o comunidades. También, impartir los Sacramentos. Como comunidades, nuestro
modelo es el ideal de la Iglesia Primitiva que muestran los Hechos de los Apóstoles: «Los
creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían
entre todos según la necesidad de cada uno. A diario frecuentaban el templo en grupo; partían el
pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón» (Hechos 2, 44-
47).
9. ¿Quiénes pueden participar en estas comunidades?
Todos los que quieran, sin discriminación por religión, sexo, edad, procedencia, estado civil, raza, orientación
sexual, profesión, identidad de género, estado de salud, ideología, modelo de familia a la que pertenezcan, etc.
10. ¿Esto quiere decir que sois una Iglesia inclusiva?
Efectivamente. Jesucristo se relaciona, acoge, sirve y ayuda a las mujeres, a los samaritanos,
a los romanos, a los publicanos o recaudadores de impuestos, a los leprosos y demás enfermos, a los gentiles...
Todos ellos eran la "escoria" de la sociedad: rechazados y cruelmente marginados. Y Él supera esas
barreras, otorgando a todos ellos la dignidad que nunca debieron arrebatarle. Ese mensaje sigue
siendo actual para todos aquellos que, por diferentes razones, son marginados y rechazados por la
sociedad, por sus familias, incluso por organizaciones religiosas o iglesias.
11. Pero, ¿por qué constituir una nueva organización, si ya existen asociaciones, por ejemplo de cristianos LGBTI+ y denominaciones cristianas inclusivas?
En primer lugar, asociaciones como Crismhom o Ichthys, entre otras, cumplen una preciosa
y necesaria función, pero la Iglesia Ecuménica no es sectorial, es decir, no atiende sólo a un
sector determinado y concreto, sino a todos. En ese sentido, somos inclusivos también para
personas a las que se les niega la comunión o el sacramento del Matrimonio, por estar divorciados;
para los niños de madres solteras a los que se les niega el Bautismo; para los miembros de nuevos
modelos de familia..., o sea, para todos.
Y, por otra parte, es verdad que ya existen otras Iglesias inclusivas, pero nuestra originalidad
y aportación radica en que no somos una iglesia con una doctrina, unas normas, unos dogmas, unos
preceptos o una forma concreta de entender la moral preestablecidas, sino un espacio de comunión
entre creyentes que tenemos diferentes formas de entender la fe, la teología, la doctrina, la Biblia, la
liturgia, etc., pero a todos nos une Jesucristo y su Mensaje.
12. ¿A qué se compromete quien decida formar parte de la Iglesia Ecuménica?
El compromiso es el que establece el Evangelio de Jesucristo para cualquier cristiano. Como
denominación, cada participante decidirá su grado de compromiso: desde una presencia o
colaboración ocasional, pasando por una participación más estable, hasta una opción de vida común
compartiéndolo todo con otros hermanos que compartan esa misma vocación.
13. Y los diáconos, presbíteros y obispos, ¿cómo se relacionarán entre ellos y con las comunidades?
Podríamos establecer tres niveles:
• Uno, de ministros de otras denominaciones o iglesias, que desde una visión ecuménica, deciden participar de la vida de nuestras comunidades, como espacio donde vivir la unidad en la práctica. Éstos, seguirán formando parte de su propia confesión religiosa, con la que mantienen una relación regulada por su doctrina, cánones, preceptos, etc.
• Otro, de ministros independientes, que siendo parte de la Iglesia universal de Cristo, no están adscritos a ninguna denominación específica. Ellos pueden encontrar en nosotros una comunidad, sin necesidad de renunciar a su independencia, si no quieren.
• Y un tercero, de diáconos, presbíteros y obispos, incardinados en la Iglesia Ecuménica, con unas relaciones reguladas desde los siguientes criterios:
– La autoridad entendida y ejercida como servicio
– En el marco del discernimiento y la corresponsabilidad
– Sin ser censores ni dictadores
– Siendo garantes de las enseñanzas de Cristo de forma pedagógica, actualizada, participativa y sencilla.
– Promoviendo la unidad en la diversidad.
– Ejerciendo de coordinadores, animadores, promotores, formadores, árbitros...
14. ¿Cuál es vuestra estructura como organización o institución?
Hemos optado por ser Iglesia como forma de vida común, como comunidad, como pueblo
de Dios, pero no tanto como institución. Creemos que la organización o estructura debe ser la mínima
posible. Sólo la necesaria para establecer nuestro modo de relacionarnos y de llevar a cabo la
Misión encomendada por el Maestro. Debemos evitar crear un ego institucional, sobrecargado de
estructuras, organismos, cargos, títulos, propiedades, etc., que acaban concentrando nuestra atención
y distrayéndonos de lo principal: "Buscad el Reino de Dios y su justicia, que todo lo demás se os
dará por añadidura" (Mateo 6, 33).
15. Pero..., ¿entonces, quién manda en la Iglesia Ecuménica?
No manda nadie. En todo caso, es Cristo, mediante su Espíritu Santo, quien nos va
infundiendo el modo de descubrir la Voluntad de Dios. Nosotros -laicos, diáconos, presbíteros y
obispos- estamos al servicio de todos, cada uno con su ministerio concreto, siempre desde una
actitud de diálogo, respeto, escucha, búsqueda de la Voluntad de Dios y discernimiento. Nuestros obispos y
presbíteros ejercerán su responsabilidad, no desde una posición de predominio y mando, sino como
nos dice Jesús que lo hagamos: "Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será
vuestro siervo". (Mateo 20, 26-27).
16. ¿La Iglesia Ecuménica es una secta?
Una secta exige una serie de comportamientos y actitudes en la vida de cada persona, suele
dictar a sus miembros una moralidad determinada, te prohíbe relacionarte con otros que no están en
su misma línea ideológica y exige a sus miembros exclusividad y un compromiso férreo con su
organización.
En nuestro caso, nada de eso ocurre: promovemos la libertad de conciencia, no hacemos
imposiciones morales y quienes participan en la Iglesia Ecuménica, pueden hacerlo igualmente
en otras denominaciones eclesiales. Ni debemos, ni podemos, ni queremos prohibir a nadie que
vaya a una misa católica romana o a un culto protestante. Esa es la grandeza del ecumenismo y, a la
vez, nos libra del sectarismo.
17. En esos términos, ¿podríamos decir que las organizaciones religiosas que se creen la iglesia verdadera, frente a todas las demás que ven como falsas, son sectas?
No estamos aquí para juzgar. Pero sí podemos contrastar ese pensamiento exclusivista con
unas palabras de Jesús al Apóstol Juan, en las que da una lección de apertura y antisectarismo:
"Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de
impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que
haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí. Pues el que no está
contra nosotros, por nosotros está." (Juan 9, 38-40). O sea, la autenticidad del cristiano, no radica en la organización a la que pertenece, sino en su fidelidad personal al Evangelio.
18. ¿Con qué tipo de liturgia celebráis?
Partiendo de la premisa de que los ministros somos servidores de la comunidad y a ella y al
pueblo nos debemos, el tipo de liturgia que empleemos dependerá de la idiosincrasia de cada
comunidad. Si sus miembros son de tradición protestante, el presbítero que los sirve tendrá en
cuenta este factor, en la liturgia y en todo lo demás. Igualmente si son de tradición católica.
Debemos conocer la realidad a la que servimos y adaptarnos. Cualquier modelo es bueno si nos
conduce a amar y a unirnos más a Dios y al prójimo. En cualquier caso debe ser una liturgia
comunitaria en la que los asistentes participan activamente.
19. ¿Una mujer puede ser sacerdote en la Iglesia Ecuménica?
Cada persona que sienta la llamada de Jesucristo, que decida seguirle y la Iglesia lo presente
al obispo como candidato, podrá ser diácono, presbítero u obispo, independientemente de su sexo y de cualquier otro factor diferenciador. Nuestros prejuicios
deben quedar fuera del proceso vocacional.
20. En otras iglesias se niega el matrimonio entre personas del mismo sexo, a los sacerdotes, a los divorciados, a los religiosos...; el Bautismo a los niños de madres solteras o de familias no tradicionales; la comunión a los divorciados o a quienes viven con parejas del mismo sexo... ¿Cuál es la postura de la Iglesia Ecuménica a este respecto?
Para nosotros, un sacramento no es un premio por buena conducta, ni negarlo un castigo
como consecuencia de un juicio previo. El sacramento es una experiencia vital de la persona,
inmersa de la presencia divina. Dios se hace presente y nos acompaña en el amor, en la enfermedad,
en la incorporación a la comunidad cristiana, en la decisión de ser apóstol del Señor, en el momento
de reconciliarnos con Dios y el prójimo... Negar un sacramento es negarle a Dios su presencia en
nosotros y es negarle a sus hijos la experiencia de Dios y la comunión con Él. Para cada celebración
de un Sacramento, habrá un diálogo previo que prepare a quien se plantea celebrarlo y le ponga en
disposición de decidir si quiere o no recibirlo. Será una decisión personal y comunitaria, ajena a
edades, cursos escolares, programas formativos extensos y teóricos, y costumbres sociales.
21. Otras iglesias tienen tarifas para cada sacramento (Bodas, bautizos, primeras comuniones...). ¿Cuáles son las vuestras?
Nosotros queremos ser consecuentes con las palabras de Jesús: "En aquel tiempo, dijo Jesús
a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad
muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis". (Mateo
10, 7-8). Vender los sacramentos y cualquier otro servicio apostólico, es un sacrilegio, como el que
cometieron los mercaderes en el Templo de Jerusalén cuando Jesús les dijo "Habéis convertido la
casa de mi Padre en una cueva de ladrones". (Marcos 11, 17). Por todo ello, ninguna de nuestras
comunidades ni sus ministros, podrán cobrar por impartir un sacramento.
22. ¿Cuál es vuestra posición sobre temas como el aborto, el divorcio o la eutanasia?
Como hemos dicho antes, no queremos ser una institución que impone a sus miembros una
determinada moralidad. Cada uno, desde su libertad de conciencia, a la luz de la Palabra de Dios y
de lo que el Espíritu Santo le infunda, tendrá su propio criterio. Como iglesia/comunidad, podremos
debatir y compartir como fuente común para el enriquecimiento personal, pero no dictar una
moralidad, un dogma, un precepto o un canon. Una mujer que aborta, una pareja que se divorcia, un
enfermo que se enfrenta a la muerte, ya tienen bastante sufrimiento como para añadirle una presión
doctrinal desde una posición moral autoritaria. Nosotros, como miembros de la Iglesia, en la
Iglesia Ecuménica, estamos para acompañar, compadecer, ayudar en lo que podamos, pero
nunca para prejuzgar, juzgar, condenar o imponer. "Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y
seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros." (Lucas 6, 36-38).